ANTES DE LA SENTENCIA

Cuantas veces me recomendaron ver una película en especial.
Comentándome lo increíble que era, la tremenda inversión de capital que habían hecho y los nuevos efectos especiales nunca antes visto.
Con semejante recomendación, fui a ver la película maldiciendo el día en que pasé por la puerta del cine para perder tiempo en semejante desilusión. 
La República Catalana es el nombre de esa película. 
Los pocos que van quedando, fanáticos fabricados con pasaje de ida, se van encontrando con una realidad que otra vez los acomoda más atrás del punto de partida.

Seguro que, con el tiempo, volveremos a escuchar la misma música y otra vez la política, volverá a usurpar los sueños individuales de las próximas generaciones para ponerlos en la primera fila de aquella vieja película que nadie quiere ver.