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PERIODISMO ESPAÑOL

 

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 Atravesar un rio de problemas, no suele ser algo nuevo en nuestras vidas. Es más, no tenerlos nos convertiría en algo muy distinto a un ser humano.

Al rio lo comenzamos a ver desde lejos y eso muchas veces nos ayuda a prepararnos para poder estar lo más listo posible antes de sumergirnos en el.

Puede que esté muy fría el agua, que la corriente sea mas fuerte de lo que esperamos o que aparezcan algunos peces con intención de morder algo de nosotros, pero sea cual fuere el problema, la orilla la tendremos adelante.

El fin de la travesía se podrá acercar cada vez más según sea nuestra voluntad, esfuerzo e inteligencia para poder llegar cuanto antes y dejar atrás el maldito rio.

Pero para muchos de nosotros, el comienzo de nuestra existencia no ha sido sobre tierra fértil, sino en medio de un infinito océano turbulento, frío, peligroso y lleno de seres hambrientos.

Nunca hemos partido de una orilla segura ni tampoco vemos nada en el horizonte que nos permita comprender que existe un final del océano.

Solos y con un permanente sentimiento de cansancio, nadamos sin rumbo esperando muchas veces terminar este infierno siendo presa de la mandíbula de algún pez que se apiade de nosotros.

Pero sabemos que muchos otros se han podido aferrar a sogas llamadas "soluciones" y estas nos han ayudado avanzar más rápido además de darnos algo de descanso en el trayecto. Mas la orilla segura sigue sin aparecer.

El sonido mas común dentro de este océano infinito es oír un lamento débil y constante que, como una suave brisa de verano, nos deja escuchar frases como "Algo tenemos que hacer".

Una frase que tiene más historia que el planeta tierra y que nunca ha dejado de oírse.

Pero lo más natural, mientras uno nada sin saber a dónde va y con un permanente cansancio, es buscar alguien que acabe con todo esto, alguien, por supuesto, que no sea "YO mismo".

En el día de ayer, miércoles 9 de junio, una noticia se convirtió en esa gota que rebalsa un vaso que yo no he pedido llenar.

La noticia dice lo siguiente: " Para ser técnico superior en Tenerife, hace falta formación en LGTB*IQ+"

Si sumamos a otra que he podido leer hace unos meses sobre la imposición de un curso de género vinculante para poder obtener el permiso de conducir en la Ciudad de Buenos Aires, mi parálisis fue total.

Y me pregunté ¿Hasta dónde va llegar todo esto? ¿No hay nadie que pueda hacer algo para parar todo esto?

Gritos en el océano.

Si detenemos un momento todo este sin sentido y nos serenamos para poder ver y oír mejor, la historia nos muestra a un San Martín, Güemes, Belgrano y a miles de personas que no fueron a buscar la solución en otros.

Ellos asumieron ser la solución.

Nunca pudieron ver una orilla, ni nadie les mostró estampitas del nuevo suelo donde podrían encontrar la paz.

Simplemente descubrieron la solución en ellos mismos.

No fueron iluminados ni especiales, solamente dejaron de balar como ovejas y comenzaron la lucha.

Hoy, en medio de un totalitarismo comunista disfrazado de miles de máscaras, América latina se perfila como un peligroso bloque ante un mundo inestable con claros objetivos y seguros de que su tiempo ha llegado. 

El palo, fusil o cualquier arma hoy hiere sólo a su portador. Las revoluciones violentas y luchas fratricidas solo sirven para que el monstruo totalitarista engorde.

La solución

La voz de cada uno.

No hablo de las voces de todos.

No de la cálida y cómoda masa que nos pueda proteger.

Se trata de hablar, responder, defender en la más solitaria postura rodeado de cualquier tipo de manada.

Pero antes de hacerlo nuestro tiempo debe dedicarse a leer y estudiar, a responder nuestras dudas, a buscar evidencias y bases que fortalezcan nuestras posiciones y evitar cualquier seducción de violencia.

El temor por el daño que nos puedan hacer, no será mayor del que ya nos han hecho. Hoy nos acusan, nos demonizan, nos insultan, nos hieren y nuestra común respuesta es desaparecer. 

No sabemos que decir, no sabemos estructurar nuestra lógica respuesta, no conocemos otro suelo de combate que el que nos arma nuestro enemigo.

El camino de la huída es muy conocido por todos.

Tomemos nuestro tiempo para conocer como este imperio de los sentidos han creado aquellas aguas del océano donde todos flotamos perdidos y sin rumbo.

La fortaleza de sus gritos y la excelencia de sus burlas son la muestra de lo hueco de sus principios.

Nunca antes el poder del conocimiento de la verdad, se ha vuelto tan importante como el poder respirar.

Refutar con sabiduría no es exclusividad de los sabios. Todo lo que debemos saber se encuentra a mano de cualquiera.

No hay que temer por creer que haremos el ridículo, no si usamos nuestro tiempo para fundamentar nuestra defensa y ataque.

No es hora de querer ver el final de todo esto, no de buscar la orilla para descansar; es hora de ser nave para navegar y que esta sea lo más grande posible.

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